¿Recuerdas cuando volvías del colegio y escuchabas un crepitar en la cocina que te hacía sonreír? Ni siquiera te acercabas a la cocina: te quedabas en el pasillo, levantabas la voz “¿qué vamos a comer?” Intuyendo la respuesta y deseando acertar con todas tus fuerzas. “¡Patatas fritas!”.
Y tú juntabas las manos, sonreías ya con amplitud, enseñando los dientes, cerrabas los puños, los acercabas a tu cara y exclamabas “¡bien!”. ¿Quieres volver a sentirse así? Síguenos que te contamos cuál es el mejor aceite para freír.
Importancia de elegir un buen aceite para freír
El precio del aceite es una buena razón, pero hay otros motivos que percibirás tanto en la sartén o la freidora, como en el paladar.
Como sabes, puedes elegir entre aceite de oliva virgen extra, aceite de oliva virgen y aceite de oliva virgen extra gourmet. Todos son ricos en propiedades, pero la intensidad de su sabor y su resistencia al calor varía.
Por tanto, lo ideal es decidirte por el aceite que:
- Respeta mejor el sabor del producto cocinado.
- Aguanta mejor las altas temperaturas y, por tanto, mantiene gran parte de sus propiedades para la salud.
- Es rico en ácidos monoinsaturados, ideales para aportar salud, incluso a altas temperaturas.
¿Cuál es este aceite ideal para cocinar? El aceite de oliva virgen. Es el compañero ideal de una fritura saludable. Además, nuestro aceite de oliva virgen coupage se elabora con distintas variedades de aceituna para aportar un sabor y aroma absolutamente naturales.
¿A qué temperatura hay que freír?
Verás, cuando se habla de las desventajas de freír, muchas de ellas tienen que ver justo con este factor. El calor desordena la estructura molecular del aceite de oliva y esto provoca que algunos de sus beneficios pierdan fuerza.
¿Cómo reducimos al mínimo esta posibilidad? Pues eso, controlando la temperatura. Hay una señal clara de que la temperatura esta es demasiado alta: el humo.
Si aún no has empezado a cocinar y ya sale humo de la sartén o la freidora, el aceite ya está quemado. Suele ser al sobrepasar los 205º, mientras que la temperatura ideal está en torno a los 180º.
¿Cómo freír para aprovechar al máximo las cualidades del aceite de oliva virgen?
Imagínate, estamos hablando de una técnica de cocina que consiste en calentar el aceite y exponerlo a un calor elevado durante un tiempo considerable. Y todo eso, como decía el legendario presentador, “sin pasarse de su precio justo”.
Afortunadamente, en casa tenemos a las mejores maestras para dominar el aceite en la cocina. Nuestras abuelas no necesitaron masterclasses de la mano de estrellas michelín para saber a la perfección lo que se hacían cuando se trataba del aceite.
Sus técnicas, enriquecidas por el conocimiento científico que hemos acumulado, han llegado hasta nosotros. Y esas patatas fritas siguen siendo maravilla para nuestros peques (y para nosotros, para qué vamos a negarlo).
8 claves para freír con el mejor aceite tus recetas más ricas.
1. ¿Sartén o freidora?
Aquí lo importante es medir la temperatura. Puedes hacerlo con una sartén y termómetro o con una freidora. Elige la opción que mejor te venga. En casa, preferimos la freidora para cuando nos juntamos todos los Delgado y la sartén, para cocinar en pequeñas cantidades.
En cualquier caso, la clave está en limpiarla bien y limitar el uso del mismo aceite después de tres cocinados. Luego te contamos cómo eliminar el aceite sin contaminar.
2. Cuándo apagar la freidora.
Simple: cuando no vayas a usarla más. Si vas a hacer varios cocinados, recuerda bajar siempre la temperatura. ¿Por qué? Así evitas someter el aceite a pasar de frío a muy caliente en poco tiempo y varias veces.
Por tanto, reduces el daño a la estructura del aceite y su acidez.
3. Qué tipo de sartén uso.
Acabamos de decirlo: mejor que el aceite aumente el calor poco a poco. Las mejores sartenes para conseguir este resultado son las de hierro, sin duda. No obstante, también funcionan muy bien las de acero.
Por cierto, sí, puedes tapar la sartén sin problema: la luz no es precisamente el amor de la vida del aceite.
4. Momento ideal para poner la comida para freír.
Bien, en el caso de la freidora, te avisará. En el de la sartén, cuando el termómetro llegue a 180º. Sube la tapa, pon la comida (seca, sin agua), deja que entre el aire un poco para bajar la temperatura y puedes volver a tapar.
Mantén siempre la atención en que no supere los 200 grados, mucho menos los 210.
¡Ah, y salpimienta después! La sal, la pimienta y las especies añaden calor.
5. No mezcles sabores: cuidado con la mezcla de alimentos.
Cuando fríes, quedan residuos en el aceite. Así que si mezclas carnes con pescado, lo lógico es que el sabor se mezcle y que llegue un momento, en el que ni siquiera sabes lo que estás comiendo. ¿A quién le gusta el pollo con sabor a calamares?
Así que cambia el aceite.
6. Cuándo hay que cambiar el aceite para freír.
Lo notarás en la textura. El aceite está mucho más viscoso y verás nadar la espuma sobre el aceite.
¿Cómo tirar el aceite de freír sin contaminar?
Antes, había una costumbre que tienes que desechar. Jamás tires el aceite de freír por el desagüe. Se pega a las tuberías, así que puede provocar un atasco en tus cañerías. Además, los residuos contaminan nuestras aguas.
¿Qué hacer entonces?
Una vez que esté frío, cuélalo y viértelo en un recipiente de cristal. Nosotros esperamos a tener una cantidad considerable, antes de llevarlo a reciclar. Lo cierto es que, lamentablemente, los contenedores no son abundantes y preferimos optimizar el tiempo.
Si no sabes dónde hay puntos limpios, prueba esta app para localizarlos. Parece mentira, pero, en muchas ocasiones, ni tus vecinos saben dónde está el punto de reciclaje más cercano.
Es una forma de que tus ganas de hacer las cosas bien venzan a la pereza.
Piensa que si acaba en las aguas residuales, estás poniendo tu granito de arena a que proliferen plagas y parásitos. ¿Y tú no quieres eso, verdad?
La sostenibilidad en la casa de Aceites Delgado es primordial. Sin ella, no habría olivos, ni aceite, ni las recetas deliciosas que tanto nos gustan. Si cada uno hacemos nuestra parte, mejor y más eficaz.
La fritura tiene una mala fama injustificada. Claro que es el tipo de cocinado menos sano, pero si se hace de la manera adecuada reducimos los riesgos y añadimos la diversión que necesitamos a la hora de comer. Siempre es bueno cometer un pecadillo que le ponga sal a vida. Como dicen, ¿no? ¡Que nos quiten lo bailao!